La saliva contiene pistas sobre la gravedad y sobre la mortalidad del coronavirus. La carga viral en la saliva en los primeros momentos de contagio está relacionada con el nivel de gravedad que contiene la enfermedad, según apuntan los expertos en un estudio la Universidad de Yale. Este estudio ha analizado a 154 pacientes infectados con la covid-19 en el hospital de la mencionada universidad, situado en la ciudad de New Haven.

Los resultados de estos análisis muestran cómo aumenta la virulencia del coronavirus en los pacientes leves hasta su máxima carga en los enfermos graves que acaban falleciendo. En ese sentido, la mayor carga viral en la saliva aparece relacionada a factores de riesgo como la edad avanzada, el sexo masculino, el cáncer, el fallo cardiaco, la hipertensión y las enfermedades pulmonares crónicas. Asimismo, según apuntan los expertos, la carga viral de la saliva también está asociada a una mayor cantidad de biomarcadores en sangre de la reacción en los casos graves de covid. Esa carga viral, por el contrario, está vinculada a niveles más bajos de plaquetas, glóbulos blancos y anticuerpos específicos contra el coronavirus.

El alto nivel de transmisión del SARS-CoV-2 ha demostrado la importancia de disponer de test diagnósticos rápidos, sensibles y específicos que puedan identificar a las personas infectadas, así como a aquellos que ya han sufrido la infección y han generado protección inmunitaria, recuerdan los científicos en su informe.

Por ello, una de las conclusiones de este estudio es que si se toman muestras de saliva a los enfermos nada más ingresar en el hospital a causa del coronavirus, podría ayudar diagnosticar el pronóstico del paciente y elegir los mejores tratamientos. En ese sentido, la saliva ayuda a entender la evolución del coronavirus mucho mejor que las muestras tomadas con el bastoncillo de algodón que se introduce por la nariz, es decir, la prueba PCR.

Asimismo, otra ventaja muy importante de emplear muestras de saliva es que se minimiza la interacción física de los trabajadores y las trabajadoras del sistema sanitario con posibles personas infectadas. El propio paciente podría tomar su muestra y entregarla en su centro de salud dentro de un recipiente cerrado y de forma segura. Además, al ser no-invasiva no supone ningún dolor ni molestia para los pacientes, un punto que puede facilitar una mayor participación en programas de rastreo.

Otros test

Test rápidos:

Por su parte, los test de antígenos se basan en la captura de antígenos específicos del virus mediante sus anticuerpos específicos; se han comercializado diversos 'kits' para la detección de antígenos del SARS-CoV-2, la mayoría de ellos como test rápidos (resultados en 15-20 minutos).

Es importante destacar que estos test solo proporcionan una respuesta a la presencia de la infección y no permiten conocer cuál es el contenido de la carga viral en una muestra, advierten los expertos.

Su sensibilidad se incrementa si se realiza en los 5 primeros días desde el inicio de los síntomas o dentro de 7 días tras una exposición confirmada con un caso covid-19, ya que deben ser muestras con alta carga viral para que el test sea capaz de detectarla.

Hay pocos datos en personas asintomáticas ya que las empresas que han desarrollado estos test no las incluyen como población diana, puntualiza el informe, que añade que deberían usarse para el diagnóstico rápido de la infección, particularmente en circunstancias de transmisión comunitaria alta.

Hay que tener en cuenta que actualmente hay numerosos test de antígenos en el mercado, pero no todos tienen la misma fiabilidad y sensibilidad, por lo que es necesario conseguir antes información.

Anticuerpos:

El GTM analiza la detección de anticuerpos o inmunoglobulinas generados frente al virus en muestras de sangre, suero, plasma o saliva, principalmente.

La utilidad de los test de anticuerpos como método diagnóstico es limitada dado que su sensibilidad en la primera semana tras el contagio es baja, pero son esenciales para los estudios de seroprevalencia e inmunización.