«Habíamos ido a la playa a relajarnos y nos fuimos de allí bastante tensas». Una mujer treintañera relata cómo ella y la amiga que la acompañaba fueron acosadas por dos exhibicionistas, que en el lapso de apenas una hora se masturbaron frente a ellas hace dos semanas en la playa de es Trenc, en el término municipal de Campos. Cuando trataron de denunciar los hechos, se encontraron con una misma respuesta por parte de Policía Local y Guardia Civil: no podían hacer nada porque al ser adultas, esta acción no es constitutiva de delito. Pero peor fue el comentario de un policía local de Llucmajor, donde llamaron por error: «Me dijo que si no estaba cómoda que me vistiera o me cambiara de sitio», explica.

Los hechos ocurrieron sobre las tres de la tarde del pasado sábado 31 de octubre. Dos amigas acudieron a la playa de es Trenc para disfrutar de la cálida tarde de otoño. «Dejamos el coche en el aparcamiento y cuando llegamos a la playa apenas anduvimos unos diez metros y nos quedamos cerca de las dunas». La playa estaba casi desierta, recuerda, y sus vecinos más próximos estaban a unos cincuenta metros de distancia. Una de la amigas llevaba bikini y la otra tomaba el sol en toples.

«Primero se acercó un chico que nos dijo que trabajaba para la conselleria de Medi Ambient, y nos preguntó si habíamos visto a un hombre en actitud extraña. Nos explicó que habían recibido quejas por exhibicionistas durante el verano, y que tenían constancia de había más de uno molestando a mujeres», comenta la joven. «Nosotros le dijimos que no habíamos visto nada raro».

Recibieron la primera visita poco después. «Un hombre de unos cincuenta o sesenta años empezó a pasear desnudo por delante nuestro, arriba y abajo, aunque tampoco le prestamos atención. El caso es que estábamos las dos tumbadas boca abajo y en un momento dado levanté la vista. Sobre la duna, a unos dos metros de nosotras, vi primero los pies. Miré hacia arriba y veo al tío que se estaba masturbando delante nuestro. Le gritamos que se fuera y él se marchó tranquilamente. Entonces nos percatamos de que llevaba el móvil en la mano. O sea, que igual nos hizo fotos».

Las jóvenes quisieron avisar a la Policía. «Pero yo no soy mallorquina, me equivoqué y llamé a la Policía Local de Llucmajor. El policía que me cogió el teléfono me dijo que es Trenc pertenece a Campos, pero que al ser adultas, no era delito. Y me suelta que si no estoy cómoda, que me vista o me cambie de sitio».

Llamaron entonces a la Policía de Campos. «Fue más amable, pero nos vino a decir lo mismo, que al ser adultas no era delito, y que si queríamos lo denunciáramos a la Guardia Civil».

Pero la cosa no acabó ahí. Poco después apareció otro hombre desnudo, en este caso de unos treinta años. «De nuevo estuvo merodeando alrededor nuestro. Parecía que se había ido, pero volvió a aparecer encima de la duna, y lo mismo. Dos en menos de una hora». De nuevo le gritaron para que se fuera, pero en este caso las pilló prevenidas y llegaron a hacerle una foto.

«Ya estábamos histéricas, así que nos fuimos», prosigue la joven. «Nos presentamos en el cuartel de la Guardia Civil de Santanyí, donde el agente que nos atendió nos volvió a repetir que no podían hacer nada porque solo es delito si se exhiben delante de menores. No creo que vuelva a ir a es Trenc».