La Policía Nacional ha desmantelado en la Costa del Sol (Málaga) la «infraestructura en tierra» de la organización internacional de narcotraficantes a la que se le intervinieron 35 toneladas de hachís -la mayor aprehensión de droga por vía marítima- en veleros que habían partido de Mallorca. Las investigaciones han constatado las conexiones que los narcos tenían con grupos criminales de Bulgaria, Grecia, Portugal y Guinea-Conakri , lo que permite reconstruir la enorme movilidad que tenían a la hora de distribuir la droga.
La operación es continuación de la Goleta-Gratil, en la que fueron intervenidos seis grandes veleros con 35 toneladas de hachís, a raíz de una investigación desarrollada por Vigilancia Aduanera y Policía Nacional en Mallorca. Agentes de la Policía arrestaron a doce personas en Barcelona y en las localidades malagueñas de Marbella, Fuengirola, Estepona y Coín. Era la «infraestructura en tierra» de la organización responsable de los veleros de hachís que tenían su base en la isla.
Se trata, según los investigadores, de una organización búlgara dedicada a diversas actividades criminales, entre ellas el narcotráfico. Algunos de los detenidos estuvo implicado en el pasado en robos de droga a otras bandas de traficantes. Contaban con armas de fuego y chalecos antibalas, además de sofisticados sistemas electrónicos para anular las señales de comunicación y evitar ser controlados por la Policía.
También disponían de vehículos de alta gama con habitáculos ocultos –conocidos como “caletas”- con un sistema electrónico de apertura y cierre, fabricados al efecto, que utilizaban para la ocultación y posterior traslado de la sustancia estupefaciente, así como infraestructura inmobiliaria para sus actividades ilícitas.
Los detenidos contaban con importantes contactos internacionales para la adquisición, almacenamiento, transporte y suministro de la droga, que les ha permitido participar en la organización del transporte de ingentes cantidades de hachís.
Las investigaciones han confirmado una ruta empleada por las organizaciones criminales desde hace años, como alternativa a otras más tradicionales, utilizando los países del noroeste del continente africano como punto de encuentro e intercambio de cocaína y hachís. Las integrantes de la organización mantenían contactos con grupos de narcotraficantes de Bulgaria, Portugal, Guinea-Conakri, y Grecia, para distribuir la droga.
