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El Mallorca, sólido sin gol

El conjunto bermellón vuelve a demostrar en Anduva su buen hacer defensivo, pero sigue sin encontrar la manera de solucionar su falta de acierto arriba

Lago Junior se lamenta tras desperdiciar una clara ocasión de gol ante el Mirandés

El Mallorca es un equipo de luces y sombras y ayer lo volvió a dejar claro ante el Mirandés. Está claro que meterle mano a este equipo va a ser muy complicado. Ya sea dentro o fuera de casa, el equipo está mostrando una solvencia defensiva excelente y marcarle gol se está convirtiendo en una misión imposible. Ya son 490 minutos sin encajar, o lo que es lo mismo, cinco partidos seguidos sin que Manolo Reina recoja el balón de su propia portería. Pero arriba el equipo continúa con el punto de mira desviado, obligándole a sudar sangre para sumar en cada partido.

Los bermellones ayer apenas sufrieron durante los noventa minutos, incluso cuando se quedaron con un jugador menos a falta de 15 minutos. La defensa muestra una gran superioridad sobre los atacantes de los rivales, ayudados por la línea del centro del campo y por los delanteros. Una de las claves de este entramado defensivo lo confirmó el propio García Plaza en rueda de prensa, al afirmar que el equipo «no se mete atrás, sino que tira la línea de defensa muy arriba y presiona al contrario en su propio campo».

Por ahora el estilo está dando resultado y es lo que ha permitido al equipo crecer con el paso de las jornadas, situándose ahora quinto en la tabla. Pero de poco sirve si el equipo arriba no empieza a carburar como se le presupone. Si ante el Lugo, en un encuentro que tenía que haber acabado con goleada rojilla fue el punto de penalti quien aportó su grano de arena, ayer ante el Mirandés no hubo tanta suerte y el Mallorca se quedó sin el premio de los tres puntos por no ser capaz de aprovechar las pocas, pero claras, ocasiones de las que dispuso.

El primero fue Lago, quien no fue capaz de disparar bien dentro del área tras un jugadón personal de Amath Ndiaye, que dejó a su defensor en el suelo con un sombrero con la espuela. Más tarde fue Salva Sevilla. Tras el lanzamiento de un córner, el balón quedó suelo a un metro del área pequeña y el de Berja, que enganchó el balón con su pierna izquierda, no ajustó el disparo, que se marcó a escasos centímetros del palo izquierdo. Y por último fue Dani, que tras un centro medido de Lago, remató en picado de cabeza, pero Lizoain estuvo atento a cubrir con el cuerpo.

Por ahora no se ha perdido por falta de acierto, pero tarde o temprano los delanteros tienen que empezar a ser productivos, más allá del trabajo que aportan al equipo. Lo mejor de todo, que la falta de puntería es entrenable y que la defensa, ante la ausencia de Valjent, ha seguido siendo un muro infranqueable.

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