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Lletra menuda | El pálpito humano y social de los cementerios

Tots Sants en Santanyí

EI silencio inescrutable, casi físico, que reina en los cementerios es, sin embargo, solo aparente y superficial. Incluso desde la distancia, y no digamos en el momento de atravesar su umbral, afloran en él todo un mundo propio de recuerdos, sentimientos o incontables archivos de historias, tanto personales como colectivas. Por eso la sociedad, cada pueblo, necesita, en su modo particular, mantener algún grado de conexión con su cementerio. En definitiva, el mismo vecindario y sus antecedentes se reflejan y tienen liturgia específica en los camposantos, incluso ahora en que los enterramientos ya no son la única forma de despedir a los allegados. No es hurgar en el pasado, es admitir la realidad. Dentro de estos parámetros, resulta consecuente que la pandemia del coronavirus que lo altera y distorsiona todo, irrumpa y limite las visitas y las celebraciones religiosas de Tots Sants en los cementerios. Ya hemos dicho, en el buen sentido del término, que las tumbas también son el espejo de la sociedad y este año reflejan necesidad de prevención y cautela sanitaria, dos condiciones incompatibles con las aglomeraciones propias y asociadas a la fiesta de difuntos. Por eso los ayuntamientos se han visto obligados a controlar aforos y las misas han debido replegarse en las iglesias. Eso sí, estos días se procura acelerar el mantenimiento, no siempre cuidado, de los cementerios. Siguen siendo un escaparate.

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