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Alex Volney

La banca y los patriotas

De derecha a izquierda, que es como en este país se suele escribir la historia, tienen a Josep Pla, inconfundible, con su seudodisfraz de payés, boina incluida; en una preciosa foto, entre compañeros, con el historiador Jaume Vicens Vives y sus hijos. Junto a este, el que sería la sombra del autor del Quadern Gris, Josep Quintà, que fue durante años su chófer y dejaría absolutamente todo por acompañar al escritor hasta el punto de acabar, también, enterrado muy cerca del autor en Palafrugell. El hilo conductor de los hechos que siguen esta historia, y esta foto, es el papel del hijo del chófer que es el niño del margen izquierdo, vértice del eje en esta historia y en algunos capítulos cruciales de transición y democracia en Catalunya. Primer delegado del diario El País en el Principado y primer director de TV3, prácticamente fue quien la dirigió cuando esta se ponía en marcha. Su trayectoria marcará parte del relato en el devenir de Catalunya y del Estado español hasta terminar zozobrando definitivamente el diciembre del 2016 cuando decide asesinar de un disparo a su expareja antes de suicidarse.

El hijo del chófer o El fill del xofer tengan seguro que se va a agotar un par de veces en lo que queda de año, si es que este hecho no se ha producido ya. En la historia del «monstruo», según los diversos testimonios, se va constituyendo un trabajo de investigación sin precedentes. Impecable y demoledora narración. Alfons Quintà, el hijo de Josep, es el «pal de paller» de esta trama de poder que se va tejiendo en la mesa camilla del Mas de Llofriu, «el Camelot de Josep Pla». Si pueden, recuperen en YouTube la desconcertante entrevista que el gran demócrata Carlos Sentís realiza a su amigo (duración: diez minutos). La estampa define toda una estética que en cada párrafo va desplegando, paso a paso, el autor de este libro. Jordi Amat, filólogo y escritor que al margen de su trayectoria, con este ensayo de investigación realiza un triple salto mortal muy arriesgado. Mientras voy escribiendo este artículo, entre muestras de admiración y cariño, elogios y reconocimientos, ya le van llegando, de cada vez más cerca, los disparos de esos francotiradores de siempre. Muy reciente es la rápida y contundente razia emocional del excomunista Agustí Colomines, hoy fervoroso patriota ofendido de que alguien fotografíe la ciénaga y su fauna (del comunismo al nacionalismo convergente, ¿les suena?).

Este extraordinario relato es uno de los pocos acontecimientos literarios del año y lo único irregular en él es haberse publicado, el original, en la colección «Andanzas» (Tusquets), de narrativa, cuando es un ensayo. Cierto que su lectura es trepidante del todo y contrasta mucho con otro imprescindible en la historia y en el tiempo: El último pirata del Mediterráneo que Benavides escribió sobre Joan March dejando un resultado tan farragoso y aburrido. Bien al contrario, esta novedad crucial es de lectura fácil y amena y va desenmarañando todo un tejido lo suficientemente complejo para ir intercalando definitorias sentencias y adjetivos que para nada dejan al margen a su autor que se va mojando y va poniendo nombre a cada cosa, rompiendo y desmenuzando las costuras de ese «marco mental de Catalunya», relatando minuciosamente el fabuloso y simbólico abrazo de Juan Carlos y Jordi Pujol, el monarca marcando posición en la investidura del «honorable» o el contrabando de divisas como el deporte central de estas páginas habitadas por Florenci Pujol.

Del emérito a Cebrián y de la larga corte que va de Prenafeta a los negocios en Arabia Saudí que parece estaban marchando ya el 1974. El hilo se va tejiendo, desde el principio, con un precoz Alfons Quintà con ínfulas de mafioso que amenaza al famoso escritor con denunciarlo a la policía. De Tarradellas a Felipe González y del cuñadísimo Cabana a Artur Mas se van sucediendo episodios con el fondo de pantalla del caso Banca Catalana y el periodista que activa la bomba para más tarde dejarse silenciar aceptando la oferta de Pujol con su televisión autonómica. El autor de este libro analiza ese juego político que es la base para que «la alternancia se bloquee» y el pueblo aclame a Jordi Pujol. Catalunya es Pujol y Pujol es Catalunya y años más tarde ese bloqueo se irá repitiendo cuando Mas viaja d’estranquis para reunirse con Zapatero traicionando al honorable president Maragall. En lo referente a ese fiasco histórico el autor retrata y amplia : «Es el mito de la víctima cuyo sufrimiento se funde con el pueblo, (...) el instante que las víctimas se convierten en cómplices para sentirse parte de una comunidad».

Aquello de Felipe V trajo decreto de Nueva Planta y Juan Carlos I nos devolvió las instituciones. Mientras el rey emérito se fuma los puros que le envía Fidel, Pujol y sus secuaces consolidan un tejido para medio siglo hasta que el 25 de julio de 2014 saldrá del armario en lo que acabará siendo una pantomima más del sistema. De Florentino Pérez a Garrigues Walker en el régimen (pujolista) se juega al pelotazo, «explorarán cómo servirse de la democracia» una vez esté fuera del mapa el president Tarradellas. «El corazón de la fiesta ha empezado a latir (...), es el régimen dentro del régimen», es «prestigiar a Pujol en los círculos de Madrid (...), una élite que siente que ha ganado la hegemonía», hasta que se rompa el juego.

El relato del hijo del chófer, el siniestro y maltratador Quintà, no desaparece, está ahí, pero es parte del decorado, es una pantalla de fondo, que hace posible una inacabable escena hasta su decrepitud y trágico asesinato. Amat enlaza los recortes de la sanidad de Artur Mas con las advertencias del monstruo que deja escrito como le van «privatizando furtivamente» un derecho esencial. Señala como el animal herido destapa la trama de «desmantelamiento del sistema catalán de Salud» urdiendo nuevos cauces. Alfons Quintà coincide incluso con el regidor de Reus de las Cup en denunciar el caso INNOVA, el escándalo de Mas.

Muy por otro lado, los Amat conocen bien Mallorca. Algún día este tipo de investigaciones deberían completarse en el ámbito de los Països Catalans, esta eurorregión nuestra que cuenta con un milenio compartido en lo económico y en lo cultural. El joven autor ha comenzado por aquello que mejor conoce que es L’Empordanet (o Empordà Petit) de donde procede su familia. Ya saben que donde mejor canta el pájaro es en su árbol genealógico.

Ayer tráfico de divisas, hoy el deporte más practicado como modalidad de tiro al plato es el tiro al moderantista, pero el autor no defraudará en ningún momento. Jordi Amat en un determinado ¿lapsus?, sentencia: «El sistema (corrupto) de Pujol se adapta a través del independentismo». Se repite el mito redentor en las calles, luego comienza el órdago, el resto ustedes ya lo conocen. De bancos y patriotas los hay de muchos colores. ¡Qué grandísimo libro! ¡Qué narcotizadas las masas y qué jodidamente aburrida es la historia de este país!

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