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Matías Vallés

Entrevista: Elvira Llabrés

Matías Vallés

“En Nueva Zelanda interesa tanto la vela como en España el fútbol”

Elvira Llabrés (Palma, 1975) es ingeniera informática y navegante. Después de dos años entrenando en Los Angeles, vive ahora en Auckland donde prepara la Copa América que se celebrará en Nueva Zelanda el año próximo. Participará con el desafío ‘American Magic’, del New York Yacht Club

“En Nueva Zelanda interesa tanto la vela como en España el fútbol”

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Cómo ha conseguido entrar en Nueva Zelanda?”

Logré una exención para participar en un evento deportivo de envergadura mundial, la Copa América. En Nueva Zelanda interesa tanto la vela como en España el fútbol.

¿Cuántas PCR lleva?

Para acceder tuve que superar la cuarentena como cualquier neozelandés. Te cogen, te llevan a un hotel y te pasas dos semanas aislada, con una PCR el día tres y otra el doce. Nadie del equipo ha dado positivo y es una maravilla estar en un país casi covid free, donde nadie lleva mascarilla. Hay una diferencia brutal con Estados Unidos.

Ha vivido dos años en la América de Trump.

Te digo la verdad, no era muy fan de Estados Unidos antes de ir, y en esta visita necesitaba marcharme de allí. Era horroroso, entre el Black Lives Matter y la pandemia se vivía una presión brutal, difícil de digerir.

El sitio ideal para un confinamiento.

No sé cómo se ha pasado en España porque no estaba, pero en Florida por ejemplo se vivía de manera muy rara. Si llevabas mascarilla o empujabas una puerta con la espalda te miraban mal, con cara de “ahí está otra histérica que se cree que esto es de verdad”.

¿En Nueva Zelanda no hay tensiones?

Hay una diferencia del cielo a la tierra, uno de los lemas de la pandemia es “Sé amable”. En Estados Unidos sería impensable, diametralmente opuesto. Allí les da igual lo que le pase a otro, aquí están pendientes de los demás.

¿Nueva Zelanda es el mar de verdad?

El mar aquí es distinto al Mediterráneo, porque tiene mareas de tres metros de altura como en Galicia. Es un sitio especial, todo el mundo es muy cálido.

¿Y de contaminación marina cómo van?

Los neozelandeses creen que la polución les ha llegado, pero cuando hablas con ellos piensas que “ojalá no tengáis que enfrentaros a lo que nos enfrentamos en Europa”.

¿Los meteorólogos de la Copa América aciertan tanto como los economistas o los epidemiólogos?

Pues mira, ninguna de las tres es una ciencia exacta. He trabajado en la parte técnica de la meteorología, en análisis de datos, y hay que tener la piel durita para hacer cualquiera de esos tres trabajos porque no es tan fácil. En mi equipo te dicen que “es un día fantástico para navegar”, sales y es un desastre. Tenemos a uno de los mejores meteorólogos del mundo, y a veces todo el mundo en mi barco lo quiere matar.

¿El oro olímpico Jordi Calafat es tan raro como dicen?

También está aquí, es muy amigo mío y un tío especial en el buen sentido. En este mundo todos lo somos un poco, pero a los dos nos sobran ganas.

Come usted pescado.

No solo lo como, sino que además lo pesco y me encanta. Me parece un lujo comer y alimentarme de lo que yo he cogido. Me gusta pescar langostas con arpón.

¿Marca un padre militar?

Me marcó en principio porque es una disciplina muy dura, pero no la cambiaría por nada porque me abrió las puertas a ser quien soy. Siempre fui libre de elegir lo que me hiciera feliz, una ventaja que no tiene todo el mundo.

Sus barcos de la Copa América no navegan, vuelan.

Navegan volando, a un metro por encima del agua y a una velocidad de noventa kilómetros por hora. La sensación es totalmente distinta a la navegación, pero la Copa América siempre se ha basado en la innovación.

¿El coronavirus ha contagiado a la Copa América?

Gracias a un país casi sin coronavirus, será uno de los pocos eventos deportivos que podrán celebrarse en tiempo y forma. Los patrocinadores están encantados, aunque será una competición distinta, sin tantos espectadores.

¿Los tiburones de tierra son más peligrosos?

Jajaja. Desde luego. Los tiburones de mar nunca te atacarán a menos que se crean en peligro. A veces he estado más cerca de ellos de lo que quisiera, pero en tierra siempre hay un montón de peligros adicionales.

Vive usted el mar como una obsesión.

No, es una válvula de escape. También es el punto donde me encuentro a mí misma, tranquila y segura. Me ocurre igual navegando o contemplándolo desde tierra firme. Me aporta el equilibrio para continuar.

Sin hijos, sin marido, tiene vocación de soledad.

No, pero tampoco de estar con alguien por estar con alguien. Estoy muy bien sola, y también cuando estoy con una persona que merece la pena, eso es todo.

¿Se retirará en Mallorca, como todo el mundo?

Espero retirarme navegando, dando la vuelta al mundo. Y pasaré por Mallorca, seguro.

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