La presidenta del Govern, Francina Armengol, reconoció ayer todos los hechos respecto a su madrugada de copas el pasado día 7 de octubre en el Hat Bar del centro de Palma. La presidenta admitió haber estado en el local «hasta al rededor de la una», haber permanecido más tiempo en la calle e implicó también a su conseller de Vivienda, Marc Pons, comprometiendo así el mensaje del gobierno autonómico ante la pandemia del coronavirus. Mientras se anunciaba la reducción en las islas de las reuniones sociales y familiares a seis personas, la polémica obligó a la consellera de Salud, Patricia Gómez, a pasar de reclamar «máxima responsabilidad» en el cumplimiento de las restricciones y recomendar «reducir al máximo la vida social», a decir que «cada uno en su vida privada tiene derecho a hacer lo que considere».

Tras la publicación ayer de este diario confirmando el episodio revelado por el líder del PP balear, Biel Company, en el debate de política general, la presión llevó al Govern, que el martes evitaba hablar sobre las acusaciones para «no entrar a valorar mentiras», a admitir todos los hechos a través de un comunicado.

El relato del Govern justifica la salida nocturna de la presidenta Armengol en su participación en «una cena de trabajo» en el restaurante Cor del centro de Palma. Una cena en la que participaron los consellers Pilar Costa, Iago Negueruela y Marc Pons, además de miembros de su gabinete, y después de la cual, antes de volver a su casa, la presidenta, en compañía de Pons y del director general de comunicación, Álvaro Gil, se detuvieron en el Hat Bar.

Según el propio Govern, Armengol permaneció en el establecimiento «hasta alrededor de la una». Según el propietario, hasta la una y cuarto de la madrugada, hora en la que por las restricciones del ejecutivo autonómico debía haber estado cerrado.

Justifica la salida en una «cena de trabajo», y estar a las dos en la calle, a la indisposición de un miembro de su gabinete

Que posteriormente la presidenta estuviera hasta las dos de la madruga a las puerta del bar, el Govern explicó que se debió a que uno de los miembros de su gabinete se sintió indispuesto. El comunicado ofreció de forma inusual información médica del alto cargo para respaldarlo.

Los agentes de la Policía Local reconocieron a Armengol junto a otras cinco personas atendiendo al miembro de su gabinete indispuesto. Los agentes preguntaron si necesitaban ayuda y acompañantes de la presidenta respondieron que no era necesario.

Cuando a continuación los agentes levantaron acta al establecimiento por incumplir las restricciones horarias, el propietario, tal y como informó ayer este diario, alegó con insistencia que si no había cerrado antes había sido por la presencia de la presidenta Armengol en el interior.

Después de rechazar el miércoles «entrar a valorar mentiras», el Govern admitió los hechos en una nota

De todo el episodio reconocido, la presidenta se limitó a «lamentar lo ocurrido y su utilización partidista»

Anuncio de restricciones

De todo el episodio reconocido, el comunicado se limitó a decir que «la presidenta del Govern lamenta los hechos ocurridos y su utilización con fines partidistas».

El episodio, que contrasta con las llamadas del Govern a la responsabilidad individual, a la limitación de la vida social y de las reuniones con amigos o familiares para combatir la propagación del coronavirus, empezó a causar los primeros problemas en la lucha contra la covid en el archipiélago.

En la rueda de prensa convocada para informar de las nuevas restricciones que entrarán en vigor a partir de mañana y que incluyen la reducción de diez a seis personas el límite de asistentes a reuniones sociales y familiares, el episodio acabó llevando a la consellera de Salud, Patricia Gómez, a decir que «cada uno en su vida privada tiene derecho a hacer lo que encuentre oportuno».

Gómez, visiblemente incómoda al ser preguntada sobre la noche de copas de la presidenta en plena época de restricciones, rechazó en varias ocasiones valorar el episodio, remitiéndose al comunicado oficial del Govern. Fue al final, al ser interpelada sobre si ella también se iría de copas de madrugada, cuando acabó explicando que “cada uno en su tiempo libre tiene derecho a hacer lo que considere más oportuno”.

«A todos aquellos que todavía no están siguiendo las instrucciones quiero decirles que su comportamiento nos pone en peligro a todos y aleja la salida de la crisis y la recuperación de la prosperidad», abroncó el martes Armengol a los incumplidores desde la tribuna del Parlament.