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B. Ramon
Una angosta boca de alcantarilla situada en la avenida Picasso se convierte en el pasadizo a las entrañas de Palma. El trípode colocado sobre la oquedad y los monos blancos de los agentes de la Unidad de Subsuelo no tardan en llamar poderosamente la atención de los transeúntes que aciertan a pasar por la vía pública. A partir de este momento, comienza un periplo de unos cinco kilómetros bajo la superficie de Ciutat. Los seis componentes de la Unidad de Subsuelo de la Policía Nacional – un subinspector, un oficial y cuatro agentes de la escala básica– están especialmente preparados para afrontar cualquier contingencia. Su trabajo cotidiano es preventivo y su presencia bajo tierra se convierte en imprescindible para velar por la seguridad de la Familia Real y de otras personalidades tras escudriñar los 1.100 kilómetros de alcantarillado que se esconden bajo tierra de la capital balear.
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Una angosta boca de alcantarilla situada en la avenida Picasso se convierte en el pasadizo a las entrañas de Palma. El trípode colocado sobre la oquedad y los monos blancos de los agentes de la Unidad de Subsuelo no tardan en llamar poderosamente la atención de los transeúntes que aciertan a pasar por la vía pública. A partir de este momento, comienza un periplo de unos cinco kilómetros bajo la superficie de Ciutat. Los seis componentes de la Unidad de Subsuelo de la Policía Nacional – un subinspector, un oficial y cuatro agentes de la escala básica– están especialmente preparados para afrontar cualquier contingencia. Su trabajo cotidiano es preventivo y su presencia bajo tierra se convierte en imprescindible para velar por la seguridad de la Familia Real y de otras personalidades tras escudriñar los 1.100 kilómetros de alcantarillado que se esconden bajo tierra de la capital balear.
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